Los tentáculos militares de EU

Washington ha instrumentado un despliegue global de bases castrenses que le permite afrontar distintas contingencias.

Fuentes de inteligencia estadunidenses y sudamericanas habían confirmado, antes de la llegada al poder del presidente Fernando Lugo, la presencia de efectivos militares de Estados Unidos en Paraguay, como primer contingente para el establecimiento de una base militar.

Ese movimiento de tropas tenía el propósito aparente de llevar a cabo ejercicios conjuntos e intercambios entre las fuerzas armadas. La base quedaría ubicada en Mariscal Estigarribia, lugar en el cual históricamente el ejército paraguayo ha mantenido un comando de división y considerables efectivos, como asentamiento de soberanía en el Chaco.

Por su situación geográfica, se vinculaba ese despliegue a una probable intención estadunidense de controlar los recursos naturales de la región, como el petróleo y el gas bolivianos, los acuíferos paraguayos y el tráfico en la Triple Frontera.

Teniendo en cuenta la endémica inestabilidad política y social de Bolivia, el escaso control fronterizo de los países en esa zona, el contrabando asociado al narcotráfico, con la complicidad o pasividad de las autoridades de los gobiernos respectivos (Argentina, Brasil y Paraguay) y con un marco de pobreza y marginalidad; lo más probable es que tales actividades se habrían de incrementar en el mediano plazo y por lo tanto influirían en la estabilidad regional.

Si se incluía en el escenario la presencia permanente, temporal o en tránsito de comandos terroristas, era lógico que Washington decidiera adoptar medidas para asegurar un futuro controlable. En 2003, el supremo comandante militar aliado en Europa (OTAN), general James Jones, actual asesor de seguridad nacional del presidente Barack Obama, dijo que “existen grandes zonas no gobernadas, que son potenciales santuarios para los terroristas del mundo y para los futuros mercaderes de todo tipo de elementos, a los que tratamos de combatir”.

Esta reflexión no se circunscribía únicamente al escenario europeo ni al terrorismo islámico ni a los narcotraficantes, sino que resultaba mucho más amplia. Jones agregó: “Tenemos la oportunidad de establecer una presencia estratégica, de ser necesario una presencia operacional, mucho más rápido que lo hayamos hecho antes. Por lo tanto, razonablemente se espera que analicemos los emplazamientos de bases para asegurarnos que haremos las cosas bien en el futuro”.

Éste ha sido y sigue siendo el perfil de una visión geoestratégica militar diseñada en Washington y con proyección hasta 2020, por lo menos. Estados Unidos posee comandos conjuntos (unificados, conforme a su terminología militar), los cuales dependen directamente del Presidente, con responsabilidad jurisdiccional en todo el planeta e incluso en el espacio exterior.

Se trata del Comando Central, para conducir las operaciones ofensivas de contingencia en cualquier parte del mundo (actualmente sus fuerzas operan en Irak y Afganistán); el Comando Europeo, cuya extensión se describe por sí sola y se vincula con la OTAN; el Comando del Pacífico, que incluye a todo ese océano, sus islas y el Lejano Oriente; el Comando Sur, con responsabilidad desde el río Bravo hasta la Antártica, incluido el Caribe; el recientemente creado Comando de África.

También, el Comando de las Fuerzas Especiales; el Comando de Administración del Tráfico Militar, responsable de todos los medios de transporte aéreos, navales y terrestres; el Comando del Espacio, con jurisdicción en el espacio exterior, incluidos los medios de defensa estratégica; y el Comando Norte, con una misión estratégica defensiva del territorio de Estados Unidos y la inclusión de Canadá y México bajo un mando militar unificado.

Washington ha instrumentado un despliegue global de bases militares, aéreas y navales que le permite afrontar distintas contingencias, conforme a los tiempos reales y los espacios estratégicos.

Las últimas dos décadas se han caracterizado por la adopción de un modelo de intervención global inmediata. Continuaré con el tema.


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