Los nuevos Cresos y el muro de Trump

Una descripción del hombre económico puro, se la debemos (1915) al estudioso inglés Gerhard von Shulze-Gaevenitz: Es una persona que trabaja por el lucro y no para disfrutar del beneficio de su trabajo. Para un tipo tal, la felicidad consiste en atesorar dinero, en la acumulación de riquezas. En lugar de coleccionar estampillas o monedas antiguas, colecciona billetes de mil dólares.

En verdad, acota por su parte el politólogo Roberto Michels, muchos encuentran en la ocupación remunerativa, la satisfacción que había esperado. Por el contrario, para muchos otros Cresos, el dinero, que empieza siendo un esclavo encadenado y obediente, se transforma en un amo absoluto, que los explota y los abruma. Obtener riqueza se convierte en una manía, una idea fija, una obsesión, una pesadilla que demanda imperiosamente el sacrificio de todo lo valioso…

Personaje de historieta, es Rico Mac Pato: Se gratifica echándose clavados en una alberca rebosante de dólares.

Estampa sociológica real, o grotesca  de comics, la tentación actual es quedarse con entre 21 mil o 50 mil millones de dólares. Sería la suma fluctuante del proyecto del magnate Donald Trump, de construir el muro fronterizo Estados Unidos-México.

Frente a una potencial crisis humanitaria

Es el conflicto de la condición humana, de la que escribió Andrè Malraux: Más de 12 millones de personas de diversas nacionalidades están en peligro de ser expulsadas de los Estados Unidos, expuestas a la desintegración familiar y a un destino territorial y laboral incierto. Una potencial crisis humanitaria.

En esa masa laborante en los Estados Unidos amenazada, se hallan más de seis millones de mexicanos. Para su defensa, el gobierno mexicano ha convocado a la unidad nacional.

En esa tesitura, México ha recibido innumerables expresiones de solidaridad.

Al acecho de esa tragedia, aparecen los nuevos Cresos. “Chacales”, dicho con más propiedad.

Dos corporativos “mexicanos” en la polla

Recientemente, el diario californiano Los Ángeles Times publicó que 600 empresas trasnacionales se han inscrito en un registro previo, interesadas en construir el mentado muro.

Para conocer sus propuestas de presupuesto, el gobierno de los Estados Unidos, hará una preselección el 20 de marzo. En mayo se harían las primeras licitaciones: Mucho hormigón para barreras de nueve metros de alto, mínimo.

Mucho antes de que se abriera formalmente ese proceso, al menos dos corporativos “mexicanos” declararon su interés por participar en la subasta de los contratos: Cementos Mexicanos (Cemex) y Cementos Chihuahua. ¿De solidaridad con nuestros compatriotas se ha hablado?

Dice el citado Michels que los Cresos abandonan hasta a sus esposas para perseguir el becerro de oro: Permanecen atados a sus escritorios de sus oficinas durante toda la vida o, disparatados e inquietos como el proverbial judío errante, corren por los pasillos de la Bolsa de Valores: No conocerán la paz hasta que abandonen este mundo.

¿Qué hacen los gobiernos de los países donde tienen sus matrices los corporativos que, gustosos, quieren construir el infamante muro de hormigón?

Acaso estén haciendo cuentas fiscales para resarcir sus desvencijadas finanzas públicas. Como diría el mexicanito: Ya no hay moral.

Mouris Salloum George

Mouris Salloum George: Director del Club de Periodistas de México A.C.


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