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El legado de Chávez : En la Revolución Bolivariana-conclusión
By Miguel Urbano Rodrigues
Global Research, April 15, 2013

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El sarcófago se yergue en medio de un patio, en el Cuartel de la Montaña.

Es de un granito ceniza. Todo el tiempo, noche y día, cuatro soldados con el uniforme rojo y los gorros negros del Ejército Libertador de Bolívar permanecen inmóviles en una guardia de honor que es rendida de dos en dos horas.

En la galería que rodea parcialmente el túmulo se abre una pequeña y extraña capilla. En ella no hay imágenes de la Virgen María, ni de santos. Sobre el altar se destaca Jesús en una gran cruz, enmarcado en ambos flancos por fotos de Hugo Chávez.

Aquel día éramos 200 los visitantes, divididos en cuatro grupos. Veníamos del X Encuentro de Intelectuales, Artistas y Luchadores Sociales en Defensa de la Humanidad.

A lo largo del último medio siglo conocí muchos mausoleos: el de Lenin en Moscú, el del búlgaro Dimitrov en Sofía, el del turco Tamerlan en Samarcanda, el del califa árabe Alí en Masar-i-Sharif, en Afganistán. Y otros.

El de Hugo Chávez –intitulado “Monumento Flor de los Cuatro Elementos” – no trae a la memoria a ninguno de ellos. Al fondo, en un nicho de pared, una escultura de Bolívar en bronce.

La atmosfera allí es de un santuario. Invisible en la urna encerrada en el túmulo de mármol, el comandante supremo es venerado como un santo.

Nunca vi algo similar. No eran solo los venezolanos los que lloraban al entrar en la capilla. Por los rostros de muchos, incluyendo extranjeros ateos, también escurrían lágrimas.

Fue en ese Cuartel que Chávez, cuando lo comandaba como teniente coronel, desenvaino la espada en 1992, desafiando al gobierno corrupto y vasallo de Carlos Andrés Pérez, inspirado por el famosos juramento de Bolívar en el Monte Aventino, en Roma.

La Parroquia cambió de nombre. Actualmente se llama 23 de Enero, fecha de la rebelión, y es un barrio revolucionario.

En la galería que rodea el patio donde fue erguido el túmulo está instalado un museo. En él se puede seguir la vida de Chávez desde la infancia a través de fotos, documentos, objetos, decretos, fragmentos de discursos que marcaron el rumbo de la Historia.

En las paredes, en algunas decenas de metros, aparece condensada, en las etapas de una vida tempestuosa, la trayectoria de un soldado que rompió las cadenas de una sociedad semi-colonial e hizo de Venezuela en 14 años la vanguardia de las avanzadas revolucionarias de América Latina.

El sol descendía ya en el horizonte cuando nuestro grupo atravesó la floresta de las 34 banderas de los países de Nuestra América –el sueño de Simón Bolívar retomado por Chávez.

En el saludo del comandante del Cuartel a los participantes de la Red en Defensa de la Humanidad y en el discurso de la joven médica miliciana que nos acompañó se evidenciaba una inquebrantable confianza en el futuro de la Revolución. Ambos hablaron pasión.

Sentí que para comprender las transformaciones sociales en curso en Venezuela es preciso no solamente estar familiarizado con la cultura caribeña sino también asimilar una contradicción que choca a muchos europeos: la coexistencia armoniosa de dos concepciones del mundo en apariencia antagónicas: una materialista y otra idealista.

Algo parecido a  lo que acontece en Cuba con el marxismo-martiano ocurre hoy en Venezuela en un contexto histórico y social muy diferente.

En el pensamiento y en la acción de Chávez se funden en un torbellino una religiosidad profunda, casi dolorosa, con la consciencia lucida de que la ruptura de los mecanismos de explotación del hombre sería imposible sin el choque frontal con el imperialismo. La opción bolivariana, transcurrido más de un siglo y medio de la muerte de su héroe tutelar, exigía la destrucción del capitalismo. Y el percibió que en la lucha ciclópica a librarse para alcanzar ese objetivo la única alternativa al sistema de opresión hegemonizado por los EEUU es el socialismo.

La noche desciende ya sobre el caserío pobre del Barrio 23 de enero cuando iniciamos el descenso para el centro de la ciudad. Una luna muy blanca, agresiva, iluminaba el cerro obscuro que cerraba el horizonte.

Había mucha gente en las calles. En las paredes se sucedían murales con slogans revolucionarios y palabras de amor al presidente fallecido.

Conté varias capillas improvisadas por los moradores. En todas ellas el retrato de Chávez, y ¡la palabra Santo!

Para millones de venezolanos, el hombre que restituyó la esperanza y la dignidad a su pueblo hizo posible lo que parecía imposible. Identifican en él un santo milagroso.

EL GRAN DESAFIO

La dimensión de Hugo Chávez como revolucionario, heredero del proyecto bolivariano, exige de los comunistas que lo respetan y lo admiran una reflexión serena sobre el hombre y su obra.

En la efervescente atmósfera de Caracas, debatir el tema del llamado “socialismo bolivariano” en estas semanas fue, para los intelectuales, artistas y militantes revolucionarios extranjeros que ahí se congregaron, una tarea gratificante y compleja.

A partir de su segundo mandato, Hugo Chávez tomó conciencia de que, sin un partido revolucionario, revolución alguna puede alcanzar sus objetivos. Al asumir esa evidencia, él tomó la decisión de fundar el Partido Socialista Unido de Venezuela.

Hoy el PSUV cuenta con un registro de 7 millones de personas. Este arrollador y acelerado crecimiento evidencia la fragilidad y no la fuerza de la organización. El PSUV fue creado de arriba hacia abajo y a él adherieron muchos  ciudadanos no revolucionarios. En el chavismo caben tendencias muy distintas, algunas incluso incompatibles.

Fue en el contexto de un intenso debate ideológico que un núcleo de intelectuales latinoamericanos proclamó que en Venezuela estaba por surgir un camino innovador para el socialismo. Ganó un nombre propio: “Socialismo del siglo XXI”.

Durante el programa de actividades del X Encuentro de la Red en Defensa de la Humanidad, en la conferencia dada por Garcia Linera, vicepresidente de la República de Bolivia, se expresó con mayor claridad que en otras intervenciones un enfoque sobre la Historia y el Socialismo que hoy suscita polémica.

Es positivo que un político con tales responsabilidades -el más íntimo colaborador de Evo Morales- manifieste irrestricta solidaridad con la revolución bolivariana. Creo sin embargo, que al hablar Linera sobre Chávez y su obra -a pesar de aplaudirlo con entusiasmo- no ha contribuído a profundizar la comprensión del político, el estratega y de su legado.

Orador de talento, culto, cautivante comunicador, Linera es un académico marxiano, más no marxista. Al afirmar ser leninista confunde en vez de esclarecer, porque su concepción de Estado, de Partido, de transición al socialismo -marcada por un evidente antisovietismo- no solamente difiere de las expuestas por el gran revolucionario ruso, sino que, negando el socialismo científico, resulta incompatible con ellas..

Linera sugiere además que el joven teniente coronel Chávez, el revolucionario del 92, al conquistar la Presidencia delineaba ya los contornos de la opción por el socialismo en su proyecto bolivariano.

Tal afirmación distorsiona la Historia. Creo que el gran mérito de Chávez es haber arribado, tras una evolución compleja de su pensamiento político y del estudio de la praxis del proceso, a la conclusión de que el confrontar al imperialismo era inseparable de la opción por el socialismo. Mucho aprendió Chavez en las varias etapas de la revolución.

Hugo Chávez ,  sin abdicar de su estilo irrepetible, con matices populistas, fué sujeto y objeto de una profunda transformación a lo largo de sus mandatos presidenciales.

Censúranle el voluntarismo  No es una virtud en política. Más es bastante improbable que, si hubiese renunciado a facetas de su carácter explosivo, no le recordararamos hoy como uno de los hombres que más contribuyeron en las últimas décadas a crear historia profunda, en la acepción de Lucien Fébvre.

Recuerdo los primeros programas de “Aló Presidente”, el increíble diálogo que mantenía, país adentro, con su gente. Qué gran distancia recorrida hasta el Chávez de la última campaña electoral, herido por la dolencia que abrevió su vida.

Regreso de Caracas con la certeza de que continuará siendo el blanco de una lluvia de insultos y calumnias en la campaña electoral en curso. Mas ni sus peores enemigos osan negar que Hugo Chávez Frías, desaparecido físicamente el 5 de marzo, cambió el rumbo de la historia de Venezuela como nadie  desde Bolívar.

Consiguió establecer con los oprimidos de su pueblo una relación maravillosa, de contornos casi mágicos.

Miguel Urbano Rodrigues

Vila Nova de Gaia, Portugal, 3 de abril de 2013

 

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