EEUU anima al “fundamentalismo religioso” para contrarrestar los movimientos nacionalistas y socialistas

El nacionalismo y el pan-arabismo es el auténtico enemigo del Imperialismo, no el fundamentalismo religioso. Ahora está claro que los EEUU apoyan y financian a fuerzas sectarias y la desintegración territorial, tal y como se manifiesta en el ilegítimo proyecto de Constitución, la trampa para una ocupación colonial indefinida.

A veces ha salido a la luz que el presidente de EEUU, George Bush ha asegurado haber “escuchado a Dios” diciéndole que invadiera Iraq. También se ha dicho que Bush ha dicho que “Estoy embarcado en una misión de Dios”. Por qué Dios le dijo a Bush que invadiera Iraq sigue siendo un misterio. Bush invadió Iraq porque aseguró que disponía de armas de destrucción masiva (ADM). No hay ADM en Iraq. La guerra fue un acto inmoral de agresión.

Tal y como está impulsada por los políticos occidentales, propagandistas y mass media, la nueva “guerra contra el Terror” es una guerra contra los musulmanes, quienes “odian nuestra libertad”, y quienes disponen de una amplia estrategia para “dominar gran parte del mundo”. Aunque la mayoría de los musulmanes que el Islam ­como los cristianos creen que Jesús es el único dios- “es una senda al cielo”, no están interesados en dominar el mundo, y la mayoría de los musulmanes creen que eso es imposible. Por el contrario, la mayoría de los países musulmanes intentar librarse de la dominación occidental y del imperialismo. Las masas árabes, en particular, quieren “la liberación de la ocupación extranjera y las libertades de expresión, opinión y movimiento”, según indicaba el informe del Programa de Desarrollo de Naciones Unidas (PDNU).

Un reciente informe de la Comisión Científica de Defensa del Pentágono revelaba que “los musulmanes no ‘odian nuestra libertad’, sino que más bien odian nuestras políticas. La aplastante mayoría alzan su voz contra lo que consideran un apoyo unilateral a favor de Israel contra los derechos palestinos, y el continuado, cuando no creciente, apoyo a lo que los musulmanes consideran tiranías, sobre todo Egipto, Arabia Saudí, Jordania, Pakistán, y los Estados del Golfo”. Son estas tiranías esponsorizadas por EEUU y la injusta explotación de los recursos petrolíferos ­por multinacionales occidentales ­ lo que ha contribuído a la emergencia de movimientos políticos de resistencia contra la dominación y el imperialismo occidentales.

La guerra ilegal contra Iraq y la consiguiente ocupación colonial del país refuerza los puntos de vista antiimperialistas de los pueblos musulmanes. Sí, el Islam político n es “el trabajo de intelectuales políticos no religiosos” como una respuesta a las políticas imperialistas occidentales, y tiene muy poco que ver con el “Islam contra todo occidente”. La etiqueta de “islamistas” y “yihadistas” son convenientes como forma de denigrar al Islam en las mentalidades occidentales y desplazar cualquier dedicación al autogobierno y la independencia nacional.

Por contraste, adjetivos como “nacionalista” o “resistente” son evitados por los políticos, propagandistas y mass media, porque describen las aspiraciones de los pueblos. El actual empleo de “islamistas”, “yihadistas” e “insurgentes” ­ en lugar de nacionalistas o resistentes”- para describir a la Resistencia iraquí es propaganda pura y dura diseñada para deshumanizar al pueblo iraquí y negarle su legitimidad a la Resistencia basada en una causa justa. Más aún, la equivocada descripción de la Resistencia iraquí en calidad de “insurgencia”, representa la violencia y deja de lado cualquier noble causa y la autodefensa. El propósito es sabotear a la Resistencia no sólo a ojos del pueblo iraquí, sino también a ojos del público occidental.

Es importante reconocer que los EEUU han estado impulsando el “fundamentalismo religioso” para contrarrestar los movimientos socialistas y nacionalistas. En los 80, los EEUU y sus aliados crearon y financiaron los grupos de “Al-Qaeda” contra la URSS en Afganistán. Miembros de Al-Qaeda, incluyendo a Osama Ben Laden, fueron llamados “luchadores de la libertad”. Con la ayuda de estos grupos fundamentalistas, los EEUU fueron capaces de extender su ideología en Asia Central. En los EEUU, Bush es apoyado por unos 50 millones de fundamentalistas cristianos de derechas, quienes dieron fuerza a su maquinaria de guerra y su programa derechista. Los veinte millones de votantes fundamentalistas ayudaron a Bush a volver a su cargo el pasado 2 de noviembre de 2004, y mantuvieron una mayoría republicana en el Congreso.
En Iraq, EEUU está cultivando toda suerte de fundamentalistas y fanáticos religiosos a costa de los movimientos nacionalistas y progresistas. El nacionalismo y el pan-arabismo es el auténtico enemigo del Imperialismo, no el fundamentalismo religioso. Ahora está claro que los EEUU apoyan y financian a fuerzas sectarias y la desintegración territorial, tal y como se manifiesta en el ilegítimo proyecto de Constitución, la trampa para una ocupación colonial indefinida. Lo cierto es que los EEUU y sus aliados occidentales no están comprometidos con la democracia y el imperio de la ley; actúan colectivamente para reforzar y proteger sus propios intereses imperiales y sionistas, sin tener en cuenta los derechos humanos y la democracia.

Al contrario de las enseñanzas cristianas ­presentadas por EEUU y líderes occidentales como “valores compartidos”-, las fuerzas de EEUU y sus aliados han matado a cientos de miles de iraquíes cristianos y musulmanes. Basándonos en la cifra mas bien conservadora de 100.000 iraquíes asesinados entre marzo de 2003 y octubre de 2004, proporcionada por la revista médica inglesa The Lancet (Lancet, 364:857), si añadimos las atrocidades de Faluya, Ramadi, Qaim, Tall’Afar, Hillah o Bagdad y los baños de sangre diarios instigados por EEUU y sus colaboradores, el número de iraquíes muertos desde marzo de 2003 podría rondar los 200.000 o incluso superarlo. La mayoría de las víctimas eran niños y mujeres inocentes. ¿Quién odia a quien?.

Además, los derechos humanos y la libertad de los iraquíes son violados cada día. Cientos de miles de iraquíes han sido arrestados, encarcelados, sufrido torturas y abusos sin cargos. En lugar de construir Iraq, los EEUU continúan con su destrucción. La infraestructura vital civil en Ira, incluyendo el transporte y los sistemas de comunicación, el sistema de salud y el educativo, han sido todos destruidos. Una nación soberana ha sido destruida por una violencia premeditada. Desgraciadamente, mientras los EEUU hacen guerras y cometen crímenes contra los pueblos, como en Iraq, la mayoría de estadounidenses no saben absolutamente nada de lo que está pasando.

El pueblo americano debe saber que, la realidad en Iraq es que EEUU ha traído la muerte y la destrucción a niveles masivos. Cada vez que un pueblo o ciudad iraquí son atacados por fuerzas de EEUU, acaba totalmente destruido junto con su población civil. El único crimen del pueblo es que está en contra de la ocupación de su país. Es un crimen atroz que las élites y la total complicidad de los mass media apartan totalmente de la consciencia occidental. La propaganda dice que EEUU está luchando contra una minoría de la oposición iraquí a la ocupación, y esto es una falsedad. Al contrario, la mayoría de los iraquíes están en contra de la ocupación, más de 100 miembros (más de un tercio) del mismísimo parlamento títere firmaron en junio de 2005 una carta pidiendo “la retirada de los ocupantes”.

Desgraciadamente, la violencia y la destrucción se han convertido en una adicción a las élites de EEUU y sus predicadores de la guerra. El 5 de octubre, Fox News emitía el llamamiento de Bill O’Reilly pidiendo al gobierno estadounidense que asesinara al presidente Sirio Bashar Al-Assad. O’Reilly dijo “Deberíamos acabar con su vida si no nos presta ayuda” en la guerra de Iraq. ¿Desde cuando una “superpotencia” necesita ayuda contra una nación indefensa que ha sido víctima del terrorismo internacional durante 15 años? ¿Podemos imaginar a una cadena siria permitiendo a uno de sus locutores abogar por el asesinato del presidente de los EEUU? Las opciones son que los EEUU (y sus aliados) ordenen “una acción militar” contra Siria bajo la acusación de “incitar y glorificar el terrorismo”. Parece que la violenta destrucción de Iraq y el creciente baño de sangre cotidiano no son suficientes para impedir que los EEUU sigan cometiendo más crímenes. Un ataque contra Siria es una guerra de agresión contra un país soberano que ni atacó ni amenazó a los EEUU.

Un dictamen de la corte administrativa federal alemana mostró que el ataque de EEUU y sus aliados contra la nación de Iraq fue un claro acto de agresión ­ tal y como se especifica en el artículo 4, párrafo 4 de la carta de NNUU- que violó la legislación internacional. Además, el tribunal de Nuremberg estableció claramente que “iniciar una guerra de agresión, por tanto, no sólo es un crimen internacional; es el mayor crimen internacional posible, diferenciándose sólo de otros crímenes de guerra en que en sí encierra lo nocivo del resto”. Aquí hay material de primera mano para encausar a quienes violaron la ley internacional e incluso de los propios EEUU, a quienes ordenaron la invasión, que llevó al asesinato en masa.

El presidente Bush emplea la religión porque sirve a su propósito de manipular al público. Si el señor Bush estuviera familiarizado con las enseñanzas de Dios, repararía en que Dios dijo: “No matarás”. Dios no anima al acto premeditado de agresión y al asesinato en masa de seres humanos inocentes por medio del terrorismo de “conmoción y espanto”. Los iraquíes se están defendiendo a sí mismos y sus familias contra el terrorismo internacional,

Para poner fin al cada vez mayor derramamiento de sangre en Iraq, el presidente Bush debería tomar la decisión más humana, y liberar a Iraq de la opresión impuesta por EEUU. El único camino a la libertad es la total e inmediata retirada de las tropas de EEUU y sus colaboradores de Iraq. 

Traducción de Natalia Litvina para CSCAweb.


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Articles by: Ghali Hassan

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