De Afganistán a Siria: derechos de la mujer, propaganda de guerra y CIA

Los derechos de la mujer se esgrimen cada vez más como un útil recurso para nuevos planes imperialistas.

Los jefes de Estado occidentales, los altos cargos de las Naciones Unidas y los portavoces militares elogiarán invariablemente la dimensión humanitaria de la invasión de Afganistán de octubre de 2001 dirigida por la OTAN y Estados Unidos, que supuestamente se llevó a cabo para luchar contra el fundamentalismo religioso, ayudar a las niñas a ir a la escuela y liberar a las mujeres sometidas al yugo talibán.

La lógica de esta dimensión humanitaria de la guerra de Afganistán es cuestionable. Conviene recordar que desde el inicio de la guerra afgano-soviética Estados Unidos apoyó a los talibán como parte de una operación encubierta dirigida por la CIA.

Tal como lo describe la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán (RAWA):

“Estados Unidos y sus aliados trataron de legitimar su ocupación militar de Afganistán bajo la bandera de “traer la libertad y la democracia al pueblo afgano”. Pero según hemos experimentado en las últimas tres décadas, con relación al destino de nuestro pueblo el gobierno estadounidense considera en primer lugar sus propios intereses políticos y económicos, y ha conferido poder y equipado a las bandas fundamentalistas más traidoras, antidemocráticas, misóginas y corruptas de Afganistán”.

Fue Estados Unidos quien instaló el régimen talibán en Afganistán en 1996, una estrategia de su  política exterior que tuvo como resultado la desaparición de los derechos de las mujeres afganas:

“Según la NSDD 166 [Directriz de Decisión de Seguridad Nacional nº 166], la ayuda estadounidense a las brigadas islámicas canalizada a través de Pakistán no se limitaba a la ayuda militar de buena fe. Por medio de la Agencia Estadounidense para Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) Washington también ayudó y financió el proceso de adoctrinamiento religioso cuya finalidad era garantizar la desaparición de las instituciones laicas” (Michel Chossudovsky, 9/11 ANALYSIS: From Ronald Reagan and the Soviet-Afghan War to George W Bush and September 11, 2001, Global Research, 9 de septiembre de 2010),

Estados Unidos financió generosamente las escuelas religiosas:

“La educación en Afganistán en los años anteriores a la guerra afgano-soviética era en general laica. La educación encubierta estadounidense destruyó la educación laica. La cantidad de escuelas religiosas (madrasas) patrocinadas por la CIA aumentó de 2.500 en 1980 a más de 39.000 [en 2001]” (Ibid).

Afghan women.(AFP Photo / Shah Marai)

Foto: Mujeres afganas hoy (Foto: AFP Photo / Shah Marai)

Foto: mujeres afganas en la década de 1970 antes de la intervención dirigida por la CIA.

Algo que desconoce el público estadounidense, Estados Unidos difundió las enseñanzas de la yihad islámica en libros de texto “made in America” elaborados en la universidad de Nebraska:

“[…] Estados Unidos gastó millones de dólares para suministrar a las niñas y niños afganos en edad escolar libros de texto repletos de imágenes violentas y de enseñanzas militantes islámicas, que eran parte de los intentos encubiertos de fomentar la resistencia a la ocupación soviética.

Los manuales, que estaban repletos discursos sobre la yihad y mostraba dibujos de pistolas, balas, soldados y minas, han servido desde entonces como principal programa de estudios de sistema escolar afgano…

La Casa Blanca defiende el contenido religioso afirmando que los principios islámicos impregnan la cultura afgana y que los libros son absolutamente acordes a la legislación y política estadounidense. Sin embargo, expertos legales se preguntan si los libros violan una prohibición constitucional de emplear dinero de los contribuyentes para promocionar la religión.

[…] Altos cargos de USAID afirmaron en varias entrevistas que dejaron intacto el material islámico porque temían que los educadores afganos rechazaran los libros que carecieran de una fuerte dosis de pensamiento musulmán. La agencia quitó su logotipo de los libros y toda mención al gobierno estadounidense, afirmó la portavoz de USAID Kathryn Stratos.

“El apoyar instituciones religiosa no es una política de USAID”, afirmó Stratos, “pero continuamos con el proyecto porque el propósito principal es [. . .] es educar a los niños, que es predominantemente una actividad laica”.

[…] Publicados en las lenguas afganas dominantes dari y pastún, los libros de texto se crearon a principios de la década de 1980 gracias a una subvención de USAID a la universidad de Nebraska-Omaha y su Centro para Estudios Afganos. La agencia gastó 51 millones de dolares en programas de educación universitaria en Afganistán de 1984 a 1994” (Washington Post, 23 de marzo de 2002).

Retrospectiva histórica

Antes de que los talibán llegaran al poder, las mujeres afganas tenían una vida que en muchos sentidos era similar a la de las mujeres occidentales (véase abajo las fotos):

Kabul University 1980s

Kabul University 1980s

Foto: Universidad de Kabul en la década de 1980.

En la década de 1980 Kabul era “una ciudad cosmopolita. Artistas y hippies acudieron a la capital. Las mujeres estudiaban agricultura, ingeniería y negocios en la universidad de la ciudad. Las mujeres afganas tenían empleos en el gobierno”. Había parlamentarias y las mujeres conducían, viajaba y acudían a citas sin tener que pedir permiso a ningún varón guardián.

Irónicamente, un artículo publicado en 2010 por Foreign Policy (2010), un altavoz del Washington Post fundado por Samuel Huntington, confirma los derechos de las mujeres tal como los describe la  RAWA antes de la insurgencia yihadista patrocinada por Estados Unidos:

 Original caption: "Kabul University students changing classes. Enrollment has doubled in last four years." The physical campus of Kabul University, pictured here, does not look very different today. But the people do. In the 1950s and '60s, students wore Western-style clothing; young men and women interacted relatively freely. Today, women cover their heads and much of their bodies, even in Kabul. A half-century later, men and women inhabit much more separate worlds.

Foto: “Cambio de clases en la universidad de Kabul. La matrícula se ha duplicado en los últimos cuatro años”.

“El campus físico de la universidad de Kabul que se describe aquí no es muy diferente hoy. Pero la gente sí lo es. En las décadas de 1950 y de 1960 los estudiantes llevaban indumentaria occidental; hombre y mujeres jóvenes se relacionaban entre sí con relativa libertad. Hoy las mujeres llevan la cabeza y gran parte del cuerpo cubiertos, incluso en Kabul. En medio siglo hombres y mujeres viven en mundo mucho más separados.

 "Biology class, Kabul University." In the 1950s and '60s, women were able to pursue professional careers in fields such as medicine. Today, schools that educate women are a target for violence, even more so than five or six years ago.

Foto: “Clase de biología, universidad de Kabul”.

En las décadas de 1950 y 1960 las mujeres podían emprender carreras profesionales en campos como la medicina. Hoy las escuelas que educan a las mujeres son el blanco de la violencia, mucho más que hace cinco o seis años.

 "Phonograph record store." So, too, were record stores, bringing the rhythm and energy of the Western world to Kabul teenagers.

Foto: “Tienda de discos”.

También había tiendas de discos, que llevaban el ritmo y la energía del mundo occidental a los adolescentes de Kabul.

"Hundreds of Afghan youngsters take active part in Scout programs."

Foto: “Cientos de jóvenes afganas participan ellos programas Scout”.

Afganistán tuvo en una época Boy Scouts y Girl Scouts. En las décadas de 1950 y de 1960 estos programas eran muy similares a los estadounidenses, con alumnos de la escuela elemental y primaria que aprendían a conocer las sendas en la naturaleza, camping y seguridad pública. Pero las tropas de los Scout desaparecieron completamente después de la invasión soviética a finales de la década de 1970” (Mohammad Qayoumi, Once Upon a Time in Afghanistan…, Foreign Policy, 27 de mayo de 2010).

El lector o lectora perspicaz se dará cuenta de la insidiosa desinformación de las líneas anteriores. Inducen a creer que el liberal estilo de vida de las mujeres afganas fue destruido por la Unión Soviética, cuando de hecho fue el resultado del apoyo estadounidense a al-Qaeday a los talibán. Tal como reconoció el asesor de política exterior estadounidense Zbignew Brzezinski, la acción de Moscú en apoyo al gobierno pro-soviético de Kabul fue para contrarrestar la insurgencia islamista muyaidín apoyada de manera encubierta por la CIA:

“En efecto, fue el 3 de julio de 1979 cuando el presidente Carter firmó la primera directriz de ayuda secreta a los oponentes al régimen pro-soviético en Kabul. Y ese mismo día escribí una nota al presidente en la que le explicaba que en mi opinión esta ayuda iba a inducir un intervención militar soviética […].

Esta operación secreta era una idea excelente. Tuvo el efecto de arrastrar a los soviéticos a la trampa afgana, ¿y quiere usted que lo lamente? El día en que los soviéticos cruzaron oficialmente la frontera escribí al presidente Carter. Ahora tenemos la oportunidad de dar a la URSS su Guerra de Vietnam” (The CIA’s Intervention in Afghanistan, Nouvel Observateur, 1998, Global Research, 15 de octubre de 2001).

En 1982 el presidente Ronald Reagan incluso dedicó la lanzadera espacial Columbia a los “luchadores de la libertad” islamistas en Afganistán apoyados por Estados Unidos, es decir, al-Qaeda y los talibán:

“Del mismo modo que pensamos que el Columbia representa las mejores aspiraciones del hombre en el campo de la ciencia y la tecnología, la lucha del pueblo afgano representa las más altas aspiraciones del hombre a la libertad”.

Foto: Reunión de Ronald Reagan con los talibán en 1985: “Estos caballeros (los talibán) son el equivalente moral a los padre fundadores de Estados Unidos”.

Con todo, tanto Estados Unidos como los gobiernos de los Estados miembros de la OTAN afirman que la presencia militar de Estados Unidos y la OTAN en Afganistán desempeñó un papel decisivo para fomentar los derechos de las mujeres. El hecho es que aquellos derechos fueron abolidos por el régimen talibán respaldado por Estados Unidos que llegó al poder con el apoyo de Washington.

La Red de Mujeres Sirias del Departamento de Estado estadounidense

¿Que relación tienen la historia de las mujeres de Afganistán con los derechos de las mujeres en Siria en el contexto de la crisis actual?

La guerra no declarada de Estados Unidos y la OTAN a Siria (2011-2013) en apoyo de los rebeldes afiliados a al-Qaeda parece tener una lógica similar, a saber, la destrucción de una educación laica y la desaparición de los derechos de las mujeres.

¿Se enfrentarán las mujeres sirias al mismo lúgubre futuro al que se enfrentan las mujeres afganas bajo el régimen talibán?

El pasado mes de enero “un grupo diverso de mujeres sirias” que afirmaba representar a los principales movimientos de oposición asistió a una conferencia de la que fue anfitriona la Red de Democracia de las Mujeres [Women’s Democracy Network] (WDN) en coordinación con la Oficina de Asuntos Globales de la Mujer del Departamento de Estado estadounidense en Doha, Qatar.

La WDN es una iniciativa del Instituto Republicano Intencional, muy conocido por apoyar a disidentes de diferentes países que desafían el imperialismo estadounidense. El Departamento de Estado estadounidense está utilizando claramente los “derechos de las mujeres” como una herramienta y al mismo tiempo está financiando a una oposición con vistas a minar el Estado laico y finalmente instalar un gobierno islamista en Damasco.

La Red de Mujeres Sirias se formó en la conferencia patrocinada por Estados Unidos donde se redactó una Carta “para garantizar que se incluye a las mujeres en la resolución del conflicto y en la transición de su país:

“Los participantes piden en la Carta derechos y representación iguales para todos los sirios y exigen una participación igual para las mujeres en todos los encuentros internacionales, en las negociaciones y en los comités de elaboración del borrador de la constitución y de reconciliación, así como en los organismos de gobierno electos. La Carta también incluye temas como la prevención y persecución de actos de violencia contra las mujeres, el acceso a la educación y la necesidad en general de la participación de las mujeres en la resolución del actual conflicto al tiempo que se garantiza la futura participación de las mujeres en la reconstrucción de Siria. También participaron en la conferencia dirigentes del gobierno de Estados Unidos, que pusieron de relieve su apoyo a la mujer siria […] Carla Koppell, coordinadora de Igualdad de Género y Empoderamiento de la Mujer en la  Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional [USAID] aconsejó en sus observaciones: “Si el grupo más diverso de mujeres logra encontrar una agenda común tendrá una fuerza enorme”” (Women Demand Role in Syria’s Transition and Reconciliation, 28 de enero de 2013).

Monica McWilliams, founder of the Northern Ireland Women’s Coalition (left) and Deputy Prime Minister of Kosovo Edita Tahiri (right) share their experiences with participants of a conference in Doha, Qatar, where Charter of the Syrian Women’s Network was adopted by a diverse group of Syrian women representing the leading opposition movements in the country.(Photo from wdn.org)

Foto: Monica McWilliams, fundadora de la Coalición de Mujeres de Irlanda del Norte (izquierda) y la viceprimera ministra de Kosovo Edita Tahiri (derecha) comparten sus experiencias con los participantes en la Conferencia de Doha, Qatar, en la que un variado grupo de mujeres sirias representantes de los principales movimientos de oposición en el país adoptaron la Carta de la Red de Mujeres Sirias (Foto de wdn.org)

La primera paradoja impactante de esta conferencia es que se celebró en Qatar, un país en el que, como mínimo, los derechos de las mujeres siguen estando limitados. A mediados de marzo el gobierno de Qatar incluso expresó su preocupación “por las referencias a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres” contenidos en la Declaración de las Naciones Unidas de la Comisión sobre el Estatuto de la Mujer denominada Eliminación y prevención de toda forma de violencia contra mujeres y chicas jóvenes.

Segunda paradoja: USAID, que contribuyó a la desaparición de los derechos de la mujer al promover el adoctrinamiento religioso en Afganistán, está promoviendo ahora los derechos de la mujer para provocar un cambio de régimen en Siria. Mientras tanto, Estados Unidos junto con Arabia Saudí y Qatar están apoyando a grupos extremistas islamistas que luchan contra el gobierno laico sirio. Algunas de las llamadas “zonas liberadas” de Siria  están gobernadas ahora por extremistas religiosos:

“La escuela religiosa wahhabi y los derechos de la mujer en una zona ‘liberada’ de Alepo gobernada por la ‘oposición’ respaldada por Estados Unidos y Arabia Saudí [son] ‘una clara mejora’ si se compara con el sistema de educación laica imperante en Siria(Michel Chossudovsky, Syria: Women’s Rights and Islamist Education in a “Liberated” Area of Aleppo, Global Research, 27 de marzo de 2013).

 

En caso de que se instale en Damasco un régimen que actúe en nombre de Estados Unidos, puede que los derechos y libertades de las mujeres sirias sigan la misma “trayectoria de amenaza de las libertades” que la de las mujeres afganas bajo el régimen talibán respaldado por Estados Unidos y que continúa bajo la ocupación estadounidense y de la OTAN.

Julie Lévesque

Una versión anterior de este artículo fue publicada por RT Op-Edge

Fuente: http://www.globalresearch.ca/from-afghanistan-to-syria-womens-rights-war-propaganda-and-the-cia/5329665

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Julie Lévesque es periodista e investigadora del Centre for Research on Globalization (CRG), Montreal. Fue una de los primeros periodistas independientes que visitaron Haiti tras el terremoto de enero de 2010. En 2011 iba a bordo del“The Spirit of Rachel Corrie”, el único barco humanitario que entró en las aguas territoriales de Gaza antes de que la armada israelí disparara contra él.


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About the author:

Julie Lévesque is a journalist and researcher with the Centre for Research on Globalization (CRG), Montreal. She was among the first independent journalists to visit Haiti in the wake of the January 2010 earthquake. In 2011, she was on board "The Spirit of Rachel Corrie", the only humanitarian vessel which penetrated Gaza territorial waters before being shot at by the Israeli Navy.

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